Autora: María Gripe
Por: Sofía Saavedra Agurto
Siempre me ha gustado consumir literatura infantil y juvenil, incluso en mi etapa adulta, ya que la sensación maravillosa de sentirse niña y adolescente nuevamente, dejando de ser uno mismo para ser un personaje omnisciente y/o parte de la historia, no tiene precio.
Entre todos los libros que he leído, algunos me han llamado más la atención que otros cambiando, en ocasiones, mi modo de actuar o la manera en la que observo la vida.
Uno de los libros que me han conmovido por su temática, que aunque fantástica, es también muy realista es Los hijos del vidriero (1980) de María Gripe (Premio Hans Christian Andersen, 1974).
La historia es, desde el inicio, atrapante y no porque sea compleja, sino porque desde las primeras líneas se siente la melancolía de ser espectadores en la vida de una familia pobre: Albert, Sofía y sus hijos Klas y Klara. Albert se dedica al oficio de soplar vidrio y crear hermosos adornos, mientras que Sofía se dedica a trabajar con el lino. La falta de recursos, no les permite a los padres brindarles a los niños una vida agradable materialmente, sin embargo, si les ofrecen algo invaluable: amor.
En un momento de la historia, la autora nos presenta dos escenarios, como si de una película se tratara. En el primero, una desesperada e impotente Sofía al darse cuenta de su paupérrima situación, pide un deseo que, bajo una triste coincidencia, desencadena un suceso lamentable: la desaparición de sus hijos. Mientras que en la ciudad, un personaje denominado sin más como la Señora le pedía a su esposo que le cumpla un deseo que anhelaba desde hace mucho: tener hijos.
Puede que la temática de esta obra no sea centrarse en lo anteriormente mencionado, sin embargo, a mí me impactó y me hizo reflexionar acerca de los deseos, pues siempre anhelamos lo bueno para nuestra vida, aunque- en ocasiones- también deseamos algo que, a la larga, resulta negativo. Lo cierto es que ¿Estamos preparados para las consecuencias que traerán nuestros deseos?
Si bien Los hijos del vidriero es considerada como literatura infantil, personalmente lo recomiendo para lectores experimentados (niños y jóvenes) que gusten analizar temas profundos.

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